DESPERTAR. Creencias.
CAPÍTULO I
DORMIDA
1.2- Creencias
De
nuevo con ustedes para mostrar un poco más de cada uno de los pasos que he dado
en el camino hacia mi Ser, recorrido en el cual he debido buscar información
y ahondar en las profundidades de mi mente para identificar muchas cosas que
han estado presentes de forma consciente e inconsciente y una de ellas han sido
las creencias que se han instalado en mí, por ello, en este etapa en la cual
expongo mi Ser dormido, desde mi mundo superficial, desde la mirada externa, como veía la vida y cómo lo procesaba a través de mis creencias.
Así
como cuando cae una gota de agua y
adquiere distintas figuras al golpear con otra superficie, así mismo nuestra mente
va adquiriendo formas que se van adaptando a las situaciones que vamos viviendo,
nuestros pensamientos se fueron moldeando desde antes de nacer, en el mismísimo
momento en el cual fuimos concebidos, cuando estábamos en el vientre materno,
fuimos cargándonos de información. Nuestros padres de manera inconsciente nos
fueron programando con sus propias creencias y éstas a su vez se fueron
amalgamando en nuestros pequeños cerebros en construcción, posteriormente
nosotros mismos fuimos creando nuevas creencias y viendo el mundo a partir de
ellas.
Una
creencia es un estado de nuestra mente, en la cual el individuo supone o cree
como verdadero el conocimiento o las experiencias que tiene sobre un suceso,
situación, acontecimiento, personas o cosas; haciéndonos pensar en muchos
sentidos, que somos lo que hacemos y lo que pensamos, definiéndonos como
personas desde diversas perspectivas, que van desde lo moral, lo religioso, lo
lógico o racional, entre otras.
Lo
curioso de esta percepción de nuestras creencias, es que ellas en muchos de los
casos dejamos que decidan quiénes somos, cómo actuamos, cómo reaccionamos ante el mundo que
nos rodea y el cómo tratamos a los demás o nos tratamos a nosotros mismos.
Estas se van formando desde nuestra infancia, como ya lo mencione, muchas veces
se crean a causa de conflictos, experiencias traumáticas y demás, haciendo que
actuemos de acuerdo al sistema de creencias que hemos creado durante años, lo
que puede ocasionar choques con la realidad, o nos hace verla desde ópticas
erróneas, dando respuestas desde la subjetividad.
Con
las creencias llegamos a construir conceptualizaciones y explicaciones
particulares de lo que somos nosotros mismos, de lo que nos rodea, de la vida,
de las otras personas, de nuestras limitaciones y complejos de superioridad o
inferioridad ante los demás. Estas creencias se pueden haber generado de
sucesos reales o imaginarios, más aún cuando estas se instalaron en nuestra
infancia, momento en el cual nuestro cerebro no sabía distinguir entre lo real
y lo imaginario, y con simples palabras o recriminaciones pudieron establecer
una creencia en el subconsciente. Lo que sí es importante dejar claro, es que
los hechos o acontecimientos reales son aquellos que originan mayor cantidad de
creencias, estas pueden ser positivas o negativas dependiendo de lo ocurrido.
Sistema de
creencias: es el conjunto de creencias aceptadas por cada persona
principalmente durante la etapa de la infancia y que se arraigan a la
personalidad de cada uno, lo que hace que actuemos de una manera o de otra ante
una situación particular; lo importante
es que estas pueden ser modificadas en la etapa adulta, o en el momento en el
que nos hacemos consciente de la programación errada que tenemos, para lo cual
requiere de un proceso de voluntad propia con el cual hacer este trabajo de identificar las
creencias equivocadas que nos han llevado a la incoherencia, entre lo que se
siente, lo que se expresa y lo que se hace.
Las
creencias pueden tener su origen en experiencias externas, que pueden venir de
conceptos y explicaciones culturales, sociales, familiares, con las cuales
interpretamos y comprendemos el mundo; otro origen es interno, que generamos
con nuestros propios pensamientos, experiencias y convicciones, pero que al
final, tienen relación con el esquema mental que ya esta preestablecido en
nosotros desde la infancia, cuando se estaba construyendo nuestra personalidad.
Algunos
teóricos indican que existen diversos tipos de creencias, que dependerán de su
origen, entre ellas, puedo mencionar:
1.
Creencias descriptivas: se asumen como un calco simple imperfecto de
la realidad. Solo describe lo que observa, sin indagación.
2.
Creencias morales o normativas: cuando
asumimos que es lo que está bien y que está mal, diferencias entre lo malo y lo
bueno, donde la desigualdad o incorrecto debe ser combativo o corregido.
3.
Creencias religiosas: estas están ligadas directamente a la
religión, sea cual sea la que profeses. Siguiendo los cánones establecidos por
una religión en particular, cumpliendo sus preceptos y normas, muchas veces sin
cuestionarlas.
4.
Creencias seculares: no están ligadas a la religión directamente,
pero se pueden englobar en un ámbito religioso.
5.
Creencias conscientes: son las que utilizamos en nuestra vida
diaria, a través de las cuales damos nuestro punto de vista y explicamos
nuestras convicciones de forma escrita u oral, por medio de nuestras opiniones.
6.
Creencias inconscientes: estas se expresan a través de actos
involuntarios, brotando de forma inconsciente desde nuestro esquema mental
preestablecido y que emerge en diversas situaciones y que a veces no entendemos
el por qué dijimos o hicimos algo de esa forma en particular.
7.
Creencias adaptativas: son con las cuales nos ajustamos a la vida
cotidiana y a situaciones particulares, con las que evitamos causar daños o
sufrimiento a los demás y a nosotros mismos.
8.
Creencias desadaptativas: son las que no nos permiten
adaptarnos a nuestra vida de un modo correcto, ya que generan conflictos o
choques tanto en el ámbito intrapersonal como interpersonal.
9.
Creencias sobre la propia identidad: están
intrínsecamente ligadas con la autoestima, el autoconocimiento y todas las
expectativas que ponemos en nosotros
mismos.
10. Creencias
sobre el entorno: son las que le atribuimos a la sociedad y el mundo que nos rodea,
con las cuales le damos peso a los demás, a la suerte, a las coincidencias ya
la casualidades.
Así como éstas, puedes encontrar más en la
literatura. Si quieres indagar más sobre el tema de las creencias, te
recomiendo que busques textos impresos o digitales con los cuales puedas
ahondar más sobre ello y tener una mayor comprensión de lo que estés buscando en
tu propio camino a tu ser.
Este tema de las creencias nos puede causar
curiosidad, porque tal vez, nunca nos detuvimos a pensar en la importancia que
éstas tienen en nuestra vida y es interesante detenernos unos minutos a pensar,
cuántas creencias tenemos en nosotros, el poder identificarlas sería el primer
paso, luego reconocer que las tenemos y como han influenciado nuestras
actitudes ante los demás, ante el mundo y ante nosotros mismos.
Yo poco a poco en este transitar por las
sombras del inconsciente he ido identificando varias, algunas muy arraigadas en
lo profundo de mi mente, otras que han aflorado más fácilmente, lo difícil ha
sido encontrar aquellas que puedo llamar errores mentales de la programación
que mis propios padres hicieron en mí. Cabe destacar que nuestros padres
imprimen en nosotros sus propias creencias, pero muchas veces de forma
inconsciente para ellos, simplemente con sus palabras y actos hacia nosotros
imprimieron su huella.
A continuación te mencionare algunas de las
que he ido descubriendo y espero que pueda ayudarte a ir encontrando las tuyas:
En mi caso particular, en mi familia somos
cuatro hermanos, de los cuales soy la mayor y la única hembra, mis hermanos y
yo, nacimos con un intervalo de tiempo muy corto, solo 2 años entre cada uno.
Al ser la hija mayor, mis padres imprimieron la creencia que debía ser la
mejor, que debía ser el ejemplo de mis hermanos, esa exigencia genero en mí la
creencia que siempre debía hacer las cosas bien, porque mis hermanos y otros se
fijarían en lo que hacía para seguir mi ejemplo, esto me llevo durante toda mi
vida a que cada cosa que hacía debía ser la primera, la mejor. En deporte,
tenía que será la ganadora y no solo llegar a ganar, sino que lo tenía que ser
la número uno; en lo académico tenía que obtener las mejores calificaciones, en
otras palabras, debía resaltar en todo.
Al ser la mayor y la única hembra, también
tenían otras exigencias, con las cuales me formaron, otra era que debía ser una mujer recatada, no jugar con
los varones, que las niñas no debían estar con los niños y demás. Lo que generó
en mí la creencia de que no debía mostrarme como mujer abiertamente, ser la
niña buena, entre otras; de igual manera se imprimieron en mí otras creencias
que son más profundas y que no había llegado a notar, hasta que con apoyo logré
identificarlas y de las cuales hablaré en otro capítulo.
Otra de las creencias que descubrí fue la
culpa, esta se arraiga en lo profundo de nuestro inconsciente y muchas veces ni
siquiera logramos identificarla, hasta que trabajamos para ello y que se manifestó en mí en diversas situaciones. Pongamos algunos
ejemplos: Hay niños en los que se genera la creencia de la culpa, debido a
diversas situaciones, estas pueden ser por eventos traumáticos o por la
constante crítica sobre un hecho o característica en particular; mencionemos,
aquel niño o niña que es abusado físicamente por sus padres, porque los culpan
por cada error que cometen, por cada expresión que hacen o por cualquier cosa;
aquí que muchos padres confundan orientación con maltrato físico para corregir
alguna travesura o daño que el infante haya podido realizar, como no comer todo
lo que le sirvieron, el rayar las paredes de la casa, entre otras, por lo cual
se le dice frases, como: por tu culpa habrá que pintar de nuevo, por tu culpa
tendremos que reparar X o Y, por tu culpa, por tu culpa… así el niño cree que
cada vez que se equivoca, la corrección será violenta y crece con la creencia
que es culpable por diversas cosas.
También tenemos la situación en la cual el
niño o niña es víctima de abuso sexual o violación por parte de parientes
(padres, madres, tíos, abuelos, hermanos o primos) así como por desconocidos y
estos a parte de abusar de ellos físicamente también lo hacen psicológicamente,
cargando sobre ellos la culpa de lo sucedido a través de amenazas, como por
ejemplo; si dices algo de lo que paso le haré daño a tu madre, a tus hermanos o
tu familia, así como, si hablas me alejaré y los dejaré solos y no tendrán
quien los mantenga; otra forma podría ser, si dices algo te haré daño a ti, te
mataré o cualquier otra que al agresor se le ocurra para hacer callar al menor
abusado; estas situaciones traumáticas, pueden generar en su pequeñas mentes la
culpabilidad y la creencia de que debe sufrir él o ella, para evitar que otros
sufran; así cómo cualquier otra creencia que se pueda originar de un hecho como
ese.
La culpa puede surgir en el momento, en el
que no logramos una meta y cuando hemos sido exigidos a ser los mejores a ser
ejemplo, el no llenar las expectativas de los padres, también nos puede llevar
a la frustración y a culpabilizarnos por no alcanzar las metas de ellos. Muchos
padres cargan a sus hijos con las pesadas exigencias de que ellos deben llegar a
ser lo que ellos no fueron. Como por ejemplo; debes llegar a ser alguien
importante, como un médico, un ingeniero u otro profesional, ya que yo no puede serlo; esta sobrecarga hace
que muchos jóvenes realicen estudios en carreras universitarias que ni siquiera
les gustan, solo por el hecho de complacer a sus padres. Pero esta carga
emocional es bastante pesada para el individuo al que se le atribuye, ya que no
se les da la libertad de elegir según sus propias convicciones y deseos. Así
como otras situaciones, que tú puedes llegar a identificar en tu vida.
Otra creencia que se nos imprime desde
pequeños es, que no debemos llorar, que llorar es malo, mayormente se lo dirigen
a niños varones “los hombres no lloran”, también a las hembras, pero en menor
medida y eso hace que reprimamos nuestras emociones, que no dejemos fluir
adecuadamente nuestros sentimientos. Cuántas veces hemos escuchado decir: “Ser
rico es malo”, “el sexo es malo”, “si haces tal o cual cosa serás castigado”,
entre otras, que se van fijando en nuestro inconsciente y se pueden llegar a
convertir en creencias, el gran detalle de estas aseveraciones es que nos las
creemos y bajo ellas escondemos un sinnúmero de emociones, que reprimimos y nos
sobrecargamos porque no aprendimos a manejarlas adecuadamente; lo importante es que puedes llegar a cambiarlas conscientemente.
Recuerdo cuando estudiaba bachillerato,
tendría aproximadamente 12 años de edad, me inscribí en los juegos
intersecciones de mi colegio para competir en atletismo, específicamente en
velocidad (100 metros y 200 metros) en ambas pruebas perdí, y me dije, bueno
ahora intentaré en salto largo a ver cómo me va y llegaron varios compañeros de
clase y me dijeron, “pero si no pudiste en velocidad, qué vas a poder con el
salto largo” me pude haber quedado con eso y no intentarlo, pero en mi espíritu
competitivo tenía la creencia (debes ser ejemplo...) que podía ganar. Bueno, me inscribí y
competí contra estudiantes mayores a mí, y me dije a mí misma o gano aquí o me
voy con las manos vacías “o todo o todo”, puse todo mi
esfuerzo y tamaña sorpresa, hice el mejor salto y gane la competencia. Tal vez
es un pequeño ejemplo de muchos que te puedo dar, pero implica, el cómo desde
lo que creía pude lograr un objetivo; de igual manera pudo ocurrir todo lo
contrario, que simplemente me frustrara ante las derrotas anteriores y no
hubiese descubierto la habilidad que tenía para el salto largo, disciplina
deportiva que practique durante varios años, junto con carrera con vallas,
logrando participar en distintas competencias, pero que abandone al poco tiempo
de iniciar mis estudios universitarios.
En otras situaciones mis creencias hicieron
que tomara decisiones y dejara de hacer muchas cosas que me gustaban, que me movían,
pero posiblemente por miedo, simplemente las deje de lado. En otras ocasiones
también mis creencias me llevaron a hacer cosas que realmente no eran lo que yo
deseaba. Una vez en un taller de liderazgo, preguntaron al grupo participante ¿Qué
cambiarías de tu pasado?, estuve pensando unos minutos sobre lo que
quisiera cambiar y dentro de mí me decía pues cambiaría todo lo malo que me
sucedió y que todo hubiese sido distinto (todo bueno), pero luego analice lo
que estaba pensando y concluí, pero si cambio lo que ocurrió en mi pasado hoy
no sería la persona que soy; cuando llego el momento de dar mi respuesta, eso
fue lo que dije “no cambiaría nada”
soy lo que soy gracias a muchas de las circunstancias por las cuales transite y
que fortalecieron mi espíritu. Lo que desconocía en ese momento, era lo que
estoy descubriendo en esta etapa de mi vida y que te iré mencionando en cada
capítulo o subcapítulo de este texto.
Es interesante abordar este tema, son muchas las creencias que tenemos y que de
alguna manera u otra, nos han hecho sentir miedo, frustración, culpa, rabia,
tristeza, abandono, entre otras. Lo importante es lograr identificarlas,
reconocerlas y corregirlas de ser necesario. En estos primero pasos de mi
camino a despertar de mi consciencia, he podido reconocer varias creencias, con
las cuales he estado trabajando, primeramente para entender lo que hacía con
ellas, para posteriormente ir corrigiéndolas y manejar las incoherencias que se
formaban a causa de las mismas, como te mencione anteriormente, en que no
coincide lo que siento, con lo que pienso y lo que hago; ese es el proceso más
importante al momento de redescubrirnos, te lo mostraré en otro capítulo.
Hoy te invito a que te tomes un espacio para
meditar y hacer consciencia de tus propias creencias, a buscar en tu interior aquello
que muchas veces ni siquiera sabes que existe en ti; no es fácil, pero no
imposible, tal vez necesites el apoyo de un profesional para hacer este
trabajo, pero no te preocupes por el proceso, disfrútalo; no hay nada más
maravilloso que el llegar a reencontrarnos con nuestro propio Ser.
En la siguiente entrega, en el subcapítulo
1.3 abordaré el tema de los “Espejos” partiendo desde lo teórico a mi experiencia
personal, identificando en los demás mi propio ser. Si te ha llamado la atención mis artículos,
bienvenido seas a acompañarme en esté mi camino al “Despertar. El camino a mi ser”.
Insisto en la frase “No me creas, es solo una posibilidad” y
estas han sido mis posibilidades. No te pido que me creas, ni que estés de
acuerdo conmigo, solo me expongo ante ti a través de mis experiencias y
aprendizajes; el volver a mi consciencia (alma) en búsqueda de mí SER.
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