DESPERTAR. Emociones y crisis
Hemos llegado al capítulo II,
el cual estará subdividido en cinco subcapítulos o segmentos en los que te mostraré
aspectos, situaciones y experiencias por las que transite en esos momentos de
mi vida en el que se genero el conflicto emocional que me llevo a buscar respuestas a lo que sentía dentro de
mí ser. Durante esta etapa se hicieron evidentes mis creencias limitantes y
sobretodo esas emociones atrapadas que durante toda mi vida fui guardando de
manera consciente e inconsciente y que estaban buscando la manera de aflorar.
Es realmente interesante, el detenernos a pensar, como evadimos lo que sentimos
y nos anestesiamos para no sentirlo, como nos colocamos una venda en los ojos
para no ver y evitamos escucharnos a nosotros mismos, porque creemos que al
estar en esa zona de confort nada nos afectará, cuán equivocados hemos estado;
en mi caso, cuán equivocada estaba, porque al seguir avanzando dejando de lado
lo que sentía, reprimiendo mis emociones y encerrándome tras una muralla, no
estaba evitándome problemas, solo estaba agravando el conflicto interno,
sobrecargándome día a día, hasta el momento en el cual mi propio ser, me hizo
la advertencia a través de la crisis, manifestándose la incoherencia entre lo
que sentía, lo que decía y lo que hacía.
Ahora bien, para empezar este
segundo capítulo les invito a acompañarme en el subcapítulo 2.1, que les traigo
a continuación:
2.1-
Emociones
y crisis
Para hablar de emociones,
inicialmente te daré la conceptualización de la misma. Emoción: término definido por el Oxford
English Dictionary, citado por Goleman (2007) como “cualquier agitación y
trastorno de la mente, el sentimiento, la pasión; cualquier estado mental
vehemente o excitado”. Utilizo el término emoción para referirme a un
sentimiento y sus pensamientos característicos, a estados psicológicos y biológicos
y a una variedad de tendencias a actuar. Existen cientos de emociones, junto
con sus combinaciones, variables, mutaciones y matices. (p. 331)
También Goleman (2007) en su libro
inteligencia emocional, menciona como emociones principales a la: Ira, tristeza,
temor, placer, amor, sorpresa, disgusto y vergüenza y cada una de ellas con sus
diversos matices.
Cada una de estas familias de emociones tiene un núcleo emocional
básico, con sus parientes formando ondas a partir de este núcleo emocional en incontables
mutaciones. En las ondas externas se encuentran los estados de ánimo que, técnicamente hablando, son más apagados y
duran mucho más tiempo que una emoción (mientras es relativamente raro mantener
el calor de la ira durante todo el día, por ejemplo, no es tan raro estar de un
humor gruñon e irritable, en el que se activan fácilmente arranques de ira más
cortos). Más allá de los estados de ánimo se encuentra el temperamento, la
prontitud para evocar una emoción o estado de ánimo determinado que hace que la
gente sea melancólica, tímida o alegre. Todavía más allá de estas disposiciones
emocionales se encuentran los evidentes trastornos de la emoción, tales como la
depresión clínica o la ansiedad incesante, en la que alguien se siente
constantemente atrapado en un estado negativo. (Goleman, 2007: 333)
Muchas veces hemos de confundir
emociones con sentimientos y aunque parecieran ser lo mismo, no lo son, pero
van de la mano. Los sentimientos son más duraderos, mientras que las emociones
deben ser transitorias, no deben quedarse fijas o atrapadas, porque algunas de ellas
pueden llegar a convertirse en algo patológico. A continuación te presento las
familias básicas de las emociones presentadas por Goleman.
Familias básicas de las emociones
Emociones
primarias
|
Familias
Básicas
|
Ira
|
Furia,
ultraje, resentimiento, cólera, exasperación, indignación, aflicción,
acritud, animosidad, fastidio, irritabilidad, hostilidad, violencia y odio patológico.
|
Tristeza
|
Congoja,
pesar, melancolía, pesimismo, pena, autocompasión, soledad, abatimiento,
desesperación y a nivel patológico: depresión.
|
Temor
|
Ansiedad,
aprensión, nerviosismo, preocupación, consternación, inquietud, cautela, incertidumbre,
pavor, miedo, terror, a nivel psicopatológico: fobia y pánico.
|
Placer
|
Felicidad,
alegría, alivio, contento, dicha, deleite, diversión, orgullo, placer
sensual, estremecimiento, embeleso, gratificación, satisfacción, euforia,
extravagante, éxtasis y en extremo: manía.
|
Amor
|
Aceptación,
simpatía, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, infatuación, ágape (amor espiritual)
|
Sorpresa
|
Conmoción,
asombro, descontento.
|
Disgusto
|
Desdén,
desprecio, menosprecio, aborrecimiento, aversión, disgusto, repulsión.
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Vergüenza
|
Culpabilidad,
molestia, disgusto, remordimiento, humillación, arrepentimiento,
mortificación y contrición.
|
Fuente: Adaptación de
emociones básicas, Goleman (2007) La
inteligencia emocional.
Es interesante poder analizar el tema
de las emociones, porque en muchas circunstancias el temor es una de las emociones
con la que nos paralizamos o nos activemos ante la toma de decisiones y ante
varias situaciones, debido a que el Temor: es miedo, es una reacción
descontrolada del ser humano, pero que es necesaria para poner en marcha
diversos mecanismos para mantenernos a salvo de posibles peligros. Según
Goleman (2007) “es pertinente para comprender la dinámica nerviosa de la emoción.
En la evolución. El temor tiene una importancia especial: es fundamental para
la supervivencia, tal vez más que ninguna otra emoción. Por supuesto, en los
tiempos modernos, los temores fuera de lugar son la plaga de la vida cotidiana
y nos provocan preocupaciones, angustia y una variedad de inquietudes… o, en un
extremo patológico, ataques de pánico, fobias o trastornos
obsesivos-compulsivos”. (p. 341)
El tema del manejo del temor es
esencial en mi profesión como bombero, donde se debe afrontar situaciones inesperadas
día a día en el trabajo, que llenan de confusión y preocupación ante lo
desconocido, pero ese mismo temor, es el que hace que el bombero enfrente cada
riesgo con cautela y precauciones, que de otra manera nos podrían llevar a la
muerte; por lo tanto el temor es un aliado en nuestra vida diaria, si aprendemos
a manejarlo adecuada y asertivamente.
Las emociones forman parte de nuestro
día a día, en un momento estamos triste, al siguiente estamos alegres,
posteriormente pasamos un disgusto y nos llenamos de rabia, nuevamente nos
tranquilizamos y retornamos a la tranquilidad, podemos estar nerviosos, eufóricos,
sentir simpatía o empatía por otro, sentirnos frustrados y hasta llegar a
sentirnos culpables, pero el detalle de todo esto, es no quedarnos estancados
en una emoción por mucho tiempo. Cuántas veces nos hemos sentido rechazados,
culpabilizados y hasta deprimidos, pero de todos esos momentos, cuántos en
realidad, fueron lo que pensamos que eran, o simplemente fueron una creación de
nuestra mente. Vaya que a mí en particular me costó entenderlo, durante años
fui almacenando un montón de emociones en mi inconsciente, porque a través de
mis creencias, pensaba que esa era la manera correcta y que equivocada estaba.
Debido a esto, llego el momento en el
cual se genero un gran conflicto en el interior de mí ser y realmente no
entendía que me sucedía, no aceptaba que sentía mucha rabia, tristeza y culpa
al mismo tiempo y lo peor era, que no sabía qué hacer con ello, no sabía cómo
expresarlo, no encontraba la manera de saberlo manejar y ante tanta confusión
llego la crisis, en ese instante donde no pude controlar más lo que estaba
sintiendo y mi cuerpo se vio afectado físicamente y mentalmente, entre en un
estado que le puedo decir “estado de sombra” en una depresión
que me llevó a aislarme y recluirme dentro de mi propio espacio, porque no
quería mostrarme al mundo, porque sentía miedo, porque me sentía culpable, y
durante todo ese tiempo mi visión estuvo nublada, no veía opciones, no
encontraba la solución a lo que estaba enfrentando, porque creía que podía
salir por mis propios medios de esa situación, pero en ese momento me era casi
imposible tener una visión clara de las alternativas, hasta que en medio de mi
propio conflicto busque la ayuda profesional, por medio de la cual pudiera
drenar lo que sentía que me estaba ahogando.
Esa crisis emocional me llevó por un
camino que no había transitado y el cual desconocía, no fue nada fácil afrontar
la nueva realidad, enfrentarme a esos paradigmas que tradicionalmente había
seguido, fue llegar a sentir desesperanza, incertidumbre, soledad, entre otros
que me llevaban al colapso. Detenerme a pensar, a analizar esa que consideraba
mi verdad, fue un verdadero desafío, porque desde mi intelectualización creí
que podía darle solución a través de mis conocimientos, me consideraba
autosuficiente, que esa muralla, la armadura y las máscara que había
implementado a lo largo de mi vida, seguirían protegiéndome, pero
¿Protegiéndome de qué o quién? Esta pregunta era esencial, de qué me protegía,
de los demás o de mí misma. Ahí debía llegar, a derrumbarme, tocar el fondo,
para que desde allí, quitara la venda de mis ojos y comenzara a identificar lo
que por tanto tiempo me había negado a aceptar, tal vez por no saber, o por no
querer enfrentarlo.
Siempre había escuchado la frase “enciende
tu luz y busca la paz interior” pero no lo entendía de la forma
correcta, por un buen tiempo hice lo que creía era lo correcto y creí que
estaba en paz, pero realmente eran momentos de calma que vivía mientras me
anestesiaba para no sentir, que gran error, el no querer sentir. Como puedo
fluir libremente, si no me permitía sentir, confinaba mis emociones para no
hacerlas evidentes ante los demás, me ocultaba lo que sentía para no mostrarme
débil, me ponía distintas máscaras para
evitar que me conocieran tal como era, encerré mi verdadero ser en las profundidades
de mi alma, en ese inconsciente, que quería mostrar la luz, me manejaba entre las sombras de mi propia
personalidad, utilizando todos los sub-personajes que me fueran necesarios para
sentirme segura. Este momento de confusión, de conflicto conmigo misma, me
obligaba a hacer consciente mi inconsciente, a desvelar mi ser.
Este momento en el cual mis emociones
me llevaron a una crisis existencial bastante fuerte, años atrás llegue a
sentirme agobiada y perdida, pero es este instante actual ese sentimiento de
frustración me atacaba directamente, una desesperación total ante las cosas y ante
la vida, vaya que mi confusión era inmensa y lo peor era no poder encontrar la
salida del hoyo en el cual estaba cayendo. Consideraba que todos me querían hacer
daño, que no era suficientemente buena para nada, me preguntaba ¿Cómo con
tantos títulos universitarios no me toman en cuenta? Mi visión estaba reducida
a un nivel en el cual menospreciaba mi propio ser y me creía importante por mi
nivel profesional y a sentir que no se me valoraba, me desplome ante el golpe
que me daba la realidad. Curiosamente esta fue la escusa perfecta para generar
el conflicto interno y llevarme al colapso, un colapso que era necesario para
que emprendiera este viaje a las profundidades de mí ser e identificara lo que
realmente me afectaba.
Durante esta crisis vivía en un conflicto
constante con todo (compañeros de trabajo, amigos, familia, demás) me aleje de
todo y de todos, me fui retrayendo y confinando al espacio que consideraba mi zona de confort. Lo interesante de este
proceso, fue que una situación en particular me llevó a atravesar por esta
confusión. El haber salido de mi cargo como directora y retornar a mi antiguo
trabajo, en el cual sentí que me menospreciaban, que no me querían ubicar en un
cargo y que la única opción que me daban era tomar mis vacaciones retrasadas,
al principio pensé que sería bueno tomar unas vacaciones que en cinco años no
había disfrutado, pero existía en mí una molestia y rabia por cómo me habían recibido
de vuelta en mi institución. Bueno, no me quedó otra opción que salir de
vacaciones, pero luego de dos meses de las mismas, creció en mí la necesidad de
volver al trabajo, a ocuparme, a sentirme productiva y solicite paralizar mis
vacaciones y retornar, allí me lleve el segundo golpe, cuando me indicaron que
no podía regresar hasta culminar el periodo completo de todas las vacaciones
vencidas, en realidad en ese instante nuevamente mis creencias y emociones
atrapadas comenzaron a emerger y me deje llevar a las profundidades de la
desesperación y empezar a sumergirme en un estado depresivo, pero esto no fue
otra cosa que la escusa más perfecta que consiguió mi mente para encajonarme y
el grito desesperado que se emitía desde las profundidades de mi ser, queriendo
mostrarme que ese no era el motivo por el cual me sentía mal, sino que en lo
profundo estaba el verdadero problema atrapado que debía solucionar.
Durante este periodo de tiempo me
mantuve a la defensiva, como si debía resistir un ataque de todos los ángulos
posible, llego el momento en el cual ni yo misma me soportaba y comprendí que
no debía continuar así y que la única manera de superar esta situación era
buscando ayuda profesional, acepte que no tenía las herramientas necesarias, ni
las fuerzas para superar esta crisis. No fue fácil tomar la decisión de buscar
ayuda, ya que mi ego me hacía pensar que no debía mostrarme débil ante nada, ni
nadie. Curioso, no debía mostrarme débil, pero no tenía fuerzas para continuar,
que contradictorio, pero ese momento de iluminación me estaban mostrando mis
sombras. ¿Sabía manejar mis emociones? Realmente no, ignoraba mis emociones y
ocultaba lo que sentía en mi interior, como si fuera un secreto de estado. De esta
manera transcurrió mi vida, ocultándome tras armaduras, tras máscaras, tras
murallas, utilizando estas estrategias creyendo que estas desvanecerían mis
heridas, cuando al contrario, esta creencia ocasionaba que mis emociones se
quedaran atrapadas y me fueran ahogando lentamente.
De esta situación surgieron muchas
dudas, una gran confusión y la incoherencia, sentí como las sombras me
envolvían y que la desesperanza le abría la puerta a la muerte, que comenzó a
deambular a mi alrededor aprovechándose de mi debilidad espiritual, cuando mis
fuerzas flaqueaban y me empezaba a dar por vencida ante la vida. Estas líneas
me permiten exponerme ante ti y mostrarte el camino transcurrido, no para me
creas o que sientas que quiero cambiar algo, sino para que reconozcas que hay
otras personas que han sucumbido ante la derrota, pero que luego de caer en lo
más bajo, tocar fondo, saltar al vacío, cayendo donde no existe nada, justo en
ese lugar, en ese momento es que te redescubres y tomas la decisión más
importante de tu vida.
Justo en este instante de desesperanza
y en medio de una sesión de terapia llegó a mi mente una canción que compuse e interpreté
en el 2008, para el festival de la voz JUDATRI “Fundación Jóvenes Unidos Dispuestos a Triunfar” y que de alguna
manera me enfrentaba a mí misma, porque la fuerza para salir adelante debía
buscarla dentro de mí. La canción se llama “No te rindas” y que de alguna
manera tras la gran tristeza, miedo, culpa y frustración que sentía en ese
momento me llevaba a meditar su letra y se convirtió en el aliciente para
emprender este camino a las profundidades de mi propio ser. En el siguiente enlace puedes escuchar mi
canción NO TE RINDAS.
Seguimos avanzando y en la
siguiente entrega, te traeré, subcapítulo 2.2. “¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí?”
desde la narrativa de mi experiencia personal. Bienvenido seas a acompañarme en
esté “Despertar.
El camino a mi ser”. Estas han sido mis posibilidades. Nuevamente te
pido que no me creas, ni que estés de acuerdo conmigo, solo me expongo ante ti
a través de mis experiencias y aprendizajes; el volver a mi consciencia (alma)
en búsqueda de mí SER. Ir de la cabeza,
al corazón y de éste a mí Ser. De la lógica, a sentir y de sentir al Soy.
Por:
MSc. Leidy
Parra
Hoy te pido que compartas mi artículo
y así poder llegar a más personas, nunca sabemos si alguien está esperando leer
y escuchar estas palabras. Podemos ser la diferencia e influir en otro.
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